miércoles, 26 de marzo de 2014

ACOLCHANDO...

Acolchando el sample, da mucho de si. Ya terminé de acolchar las cuatro esquinas.
                        
Tengo un cuñado que es un artista, entiende de pintura, de grabado y un montón de formas de ver las bellas artes.
                                                    
Me sugirió hacer unas costuras de acolchado simulando el amanecer en este bloque donde está el gallo.  
                                               
 Como me pareció bien y quedaba bonito, lo hice igual en el bloque de los animales de Zulu.
                                                 
Las dos esquinas de arriba son de cestas de  flores, hice la inclinación de las costuras a la inversa para equilibrar el acolchado y dar más luz de arriba hacia abajo.

                                                
Creo que queda bien, aunque todo se verá cuando el acolchado esté terminado.
Ya me queda poco, las bandas de los lados y toda la frontera alrededor, en las bandas tengo pensado poner unas plumas, lo demás tendré que pensarlo.
  
Como podéis ver, ya tenemos las flores de los cerezos aquí otro año más, aunque  con estos días de frío todavía no están todos los árboles floridos al cien por cien, solamente les faltan unas horas  de calor para que todo eclosione  en un espectáculo maravilloso que todos los años nos acompaña en este valle  de Extremadura  en el que trascurre mi vida félizmente.
Contemplad la pureza de estas flores, el blanco nítido de este bruño e imaginaos más de un millón y medio de cerezos juntos y si la imaginación os es aceptable, venid al Valle del Jerte, veréis un espectáculo de la naturaleza digno de admirar. 


miércoles, 5 de marzo de 2014

MACETAS, "YA PRONTO PRIMAVERA".

Un mes y quince días, no tengo perdón, tanto tiempo sin hacer una entrada, mi excusa es el letargo del invierno, ya sé que no es creíble pero con frío, lluvia, nieve y escasez de sol no tenía ganas de hacer gran cosa aunque mi mayor problema han sido los ojos, tengo  presbicia, vista cansada, muy cansada, y es que una va mayor y todo va dejándose notar, por ello sé que tengo que aflojar el ritmo y no forzar tanto la vista. Creerme, el ordenador cansa mucho más que la costura.
En este tiempo he hecho estas macetitas, un día en el blog de Silvia las vi y me encantaron, sorteó una y como sé que a mí no me toca nunca nada, me puse e hice una y detrás de una, otra, otra y al final me he encontrado con todas estas, son muy divertidas y entretenidas, ahora veremos que hago con ellas...
 Las he hecho en varios colores, los colores del fieltro que tenía a mano.
 Compré flores secas: rosas, jazmín, azahar, malva... para hacer unos saquitos y rellenarlos con ellas. En cada uno he puesto 20 gramos de flores.
 Todas llevan un botoncito en el centro de un color que destaca.
 Por detrás las imprimí el dibujo de mi muñequita, la que me identifica en el blog, y el nombre de mi tienda.
En esta cesta las pondré en la tienda para ver si tienen venta y decidir si sigo con una gran producción, jejeje.
  Algunas sabéis que tengo una tienda de artesanía, ya llevo muchos años con ella, si pasáis por Jerte, no dudéis en visitarme. 
Aunque me planteo quitarla o cambiarla por otras cosas porque cada año la situación está peor y se vende menos, ya no es rentable.

También he acolchado algunos bloques del sample.
    
 Este trabajo es muy cansado porque la labor es muy grande para una máquina doméstica.
 Son muchos los movimientos que tengo que hacer y mis brazos quedan cansados.
  El trayecto es largo y laborioso aunque poco a poco todo se termina.
 El resultado final será espectacular, pero para ello queda todavía mucho camino.

He oído decir que para la vista cansada lo que más relaja es mirar lo más lejos posible.
  Por ello estos días de carnaval mi marido me sacó de este valle donde las montañas te limitan la visión y me llevó lejos, fuimos a visitar a mi hija Nereida, vive en el Algarve y ha sido un relax para la vista estar contemplando el infinito en esta playas solitarias ahora en invierno.
    
  El mar, ¡cuánto me gusta contemplarlo! Pasaría horas mirando el batir de las olas.
 ¡Qué tranquilidad se sentía en las playas solitarias! 
Nos dimos varios  paseos y respiramos el olor de un mar relajado y sereno.
 Marinha, la playa en Carvoeiro, una de las más bonitas.
 Que distinto está todo del verano cuando no se puede poner ni una toalla en la arena por la gente que hay.
 Nos pasamos también por Lagos para tomar un café y como no, un pastel de nata.
 Allí quedó mi hija, cuidadora del lince ibérico,  en un país muy bonito, de gente amable y de espíritu tranquilo. 
Volveré.




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